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Banco central

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Sede del Banco Central europeo en Fráncfort.

El banco central es la entidad responsable de la política monetaria de un país, o de un grupo de ellos. El Banco Central es una entidad pública, autónoma e independiente del Gobierno del país (o grupo de países) al que pertenece.[1] El Banco Central, aunque autónomo, está regulado por unos estatutos y leyes que rigen su funcionamiento, y que son aprobados por el Gobierno del país (o países) al que pertenecen. Un cierto número de ejecutivos y personal directivo, es nombrado por el Gobierno al que sirve el Banco Central, con periodos lo suficientemente amplios, como para garantizar su independencia.

Funciones

El banco central posee dos funciones muy importantes dentro del sistema económico de un país. La primera es preservar el valor de la moneda y mantener la estabilidad de precios, para ello su principal herramienta es el manejo de las tasas de interés.[2] Cuando se utilizaba el patrón oro, el valor de los billetes emitidos por los bancos centrales estaba expresado en términos del contenido de ese metal, o eventualmente de algún otro, que el banco trataba de mantener en ciertos niveles a través del tiempo.

La segunda es mantener la estabilidad del sistema financiero, ya que el banco central es el banco de los bancos, sus clientes no son personas comunes y corrientes o empresas particulares, sino el Estado[2] y los bancos existentes dentro del territorio de la nación a la cual pertenece. El banco central toma los depósitos de sus clientes y los guarda en cuentas que éstos tienen en él. Con dichas cuentas los clientes realizan transacciones con otros bancos a través de los sistemas de pagos y compensación[3] (SNCE, TARGET2), al igual que un particular en un banco comercial utiliza su cuenta para realizar transacciones con otro particular. A su vez, el banco central también otorga préstamos a bancos con dificultades de liquidez,[2] o a otros Estados.

Normalmente, en circunstancias de guerra, los gobiernos de un país solucionan sus necesidades financieras con su propio banco central.[4]

Los bancos centrales se constituyen en

  • Custodios y administradores de las reservas de oro y divisas;
  • Proveedores de dinero de curso legal;
  • Ejecutores de políticas cambiarias;
  • Responsables de las políticas monetarias y la estabilidad de precios;
  • Prestadores de los servicios de Tesorería y agentes financieros de la Deuda Pública de los gobiernos nacionales;
  • Asesores del Gobierno, en los informes o estudios que resulten procedentes.
  • Auditores, encargados de realizar y publicar las estadísticas relacionadas con sus funciones;
  • Prestamistas de última instancia (bancos de bancos);
  • Promotores del correcto funcionamiento, de la estabilidad del sistema financiero y los sistemas de pagos;
  • Supervisores de la solvencia y del cumplimiento de la normativa vigente, de las entidades de crédito, otras entidades o mercados financieros cuya supervisión esté bajo su tutela.

Todas estas características y funciones llevan a que los bancos centrales tengan gran influencia en la política económica de los países y a que sean una pieza clave en el funcionamiento de la economía. Éstos controlan el sistema monetario, es decir, el dinero que circula en la economía, procurando evitar que se produzcan efectos adversos como los altos niveles de inflación o de desempleo, el sistema crediticio a través de la regulación de las tasas de interés que los bancos ofrecen o cobran a sus clientes y del encaje bancario que le exigen a los bancos y otras instituciones financieras y el sistema cambiario, controlando el valor de la moneda local frente al de las monedas extranjeras.

 

 

 

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